Sobre esta lectura de Manuel Moreno Castañeda, este autor nos comenta sobre las formas tradicionales de enseñar historia, como el anecdotismo, verbalismo, maniqueísmo, cronologismo, que no promueven el desarrollo de competencias y que tienen un punto de vista muy particular que provocan la homgeneidad en los contenidos y los modos de enseñar y evaluar.
Para saber el porqué dejar a un lado estas prácticas educativas tradicionales y la necesidad de innovarlas, es necesario hacer las preguntas ¿cómo que es valioso y vale la pena recuperarlo y fortalecerlo, qué desechar y qué innovar y cómo hacerlo.
Pero antes de contestarlas primeramente hay que responder una más importante La historia. . . ¿para qué?
Para esto hay que tener bien definido el porqué aprender Historia, pues la respuesta orientará la metodología, las técnicas e instrumentos tecnológicos apropiados a los propósitos planteados.
La respuesta se dará de acuerdo a lo que se busque: difusión de información para consolidar la identidad o para fortalcer la cohesión social, el logro de consensos o la justificación del sistema, o sólo ser vista como objeto de estudio académico.
Reflexionándo sobre lo que dice el autor es importante saber qué objetivos perseguimos para adecuar nuestras estrategias y que éstas sean acordes al tema que se va a abordar.
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